viernes, 20 de enero de 2017

Tu ausencia

Pasan los días y tu recuerdo sigue azotando mi mente como la marea golpea a un barco, un barco pequeño navegando sin rumbo por el oleaje. Así me he sentido muchas veces desde que te fuiste, perdida y sin rumbo. Me duele tu ausencia, cada pequeña cosa me recuerda a ti y no consigo eliminar de mi cabeza esas imágenes junto a ti, esos momentos frente al mar un día cualquiera de Noviembre. Esas intensas miradas que se cruzaban con besos, besos que les seguían sonrisas. Sigo siendo incapaz de ver nuestras fotos sin que una lagrima resbale por mi mejilla, una lagrima llena de decepción, decepción por el día en que decidiste huir como un cobarde, por dejar que se fuese todo a la mierda sin un mínimo intento. Intento convencerme a mi misma que lo mejor es que hayas desaparecido de mi vida, que te fueras radicalmente, pero otras, en cambio pienso que te necesito, que necesito ese chute de felicidad que tenia cuando te veía en mi portal. Me retumba en la mente cada frase de nuestra canción, esa canción que en su día nos describía a la perfección y que a día de hoy no puedo escucharla.
Y lo peor de todo es que siento que ahora nadie me aporta lo que me aportabas tú, era feliz junto a ti, me dolías, pero sonreía de verdad. Conseguiste romper todos y cada uno de mis esquemas, llegaste y lo cambiaste todo; desde el minuto uno lo cambiaste; esa cerveza en ese bar, como tú dijiste tenia magia, esas conversaciones sobre el alma, el amor y el sexo. Esa vuelta a casa en tu coche y ese beso el cual ambos llevábamos esperando toda la tarde. No puedo sacarme de la cabeza ese beso ni cada uno que nos dimos.
Eres una herida que aun no ha terminado de cerrarse, que aun sangra de vez en cuando y hasta que no cicatrice, no podré dejar de echarte de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario